El día siguiente a lo de Alcaraz, coronado en Roland Garros, a lo de la selección nacional de fútbol, derrotada en la Liga de las Naciones y al salto de la reja en la ermita del Rocío. La virgen procesiona ya por la aldea de hermandad en hermandad. Alegrías y disgustos de un domingo de junio.
Y ya está. Se celebró la manifestación del PP y Sánchez sigue siendo presidente. Tampoco esperaba nadie otra cosa. De hecho, todo lo que ha pasado es lo que se esperaba. Feijóo congregó a un número nada despreciable de ciudadanos hartos del gobierno ---aunque no alcanzara a ser una manifestación histórica---, el PP lo celebró como la prueba de que el pueblo quiere elecciones y el PSOE ---o el gobierno, tanto da, hace tiempo que no se distinguen--- despreció la manifestación y proclamó ---por enésima vez--- el fracaso de Feijóo como líder.
Ahora ya no se dice váyase, ahora se dice ríndase."Ríndase, capo de la mafia". Ah, no, que lo de capo y lo de mafia no estuvo en la intervención de ayer de Feijóo. Llamativo, teniendo en cuenta que el lema del PP era "democracia o mafia". Dejó que fueran Ayuso y Almeida quienes insistieran con imputar actividad criminal ---así porque sí--- al gobierno de España.
Que el número de manifestantes no fue despreciable lo demuestra que el delegado del Gobierno ---conocido guerrero sanchista y co-líder de la oposición a Díaz Ayuso--- elevara la asistencia a nada menos que cincuenta mil personas. Que pueden parecer pocas, pero son el doble de las que octubre calculó en la manifestación por la vivienda que la izquierda elevó a la categoría de verdadero hito. Si veinticinco mil eran un hito, cincuenta mil deben de ser doble hito.
Cien mil viene a ser el mismo número que quienes se manifestaron en Valencia contra la gestión de la dana
El PP ha calculado, a ojo de buen cubero, que no eran cincuenta sino cien mil. Y ha proclamado su enorme éxito. Cien mil viene a ser el mismo número ---quizá un poco menos--- que quienes se manifestaron en Valencia en noviembre contra la gestión de la riada, Mazón seguro que se acuerda. Aunque lo que se recuerda es que entonces dijera el PP que se había hecho historia. Nada nuevo bajo el sol, como digo. Se podía prever, desde el mismo día que Feijóo convocó, lo que unos y otros iban a estar diciendo esta mañana.
De hecho, se copian los mensajes, sólo depende de si están gobernando o si están aspirando a hacerlo. En tiempos de Rajoy, cientos de miles de personas salían a la calle en Barcelona cada diada. Y Soraya Sáenz de Santamaría le quitaba importancia apelando a la mayoría silenciosa, que es la que no se manifiesta.
Ayer, fuentes del gobierno versionaban, sin pretenderlo, a Santamaría al quitar importancia a la manifestación con el argumento de que el común de los ciudadanos había dedicado el domingo a tomarse una cerveza o un vermú, la mayoría silenciosa en modo cañitas, que diría Ayuso. Todo lo hemos visto ya.
La mayoría silenciosa es inescrutable hasta la noche de las elecciones
Y pretender que quienes no se manifiestan están en la orilla contraria a quienes sí lo hacen era un error cuando lo decía Soraya y sigue siéndolo cuando lo dice el gobierno que hay ahora. La mayoría silenciosa es inescrutable hasta la noche de las elecciones. Entretanto, todo lo que hay son encuestas.
El PSOE, hay que entenderlo, no atraviesa un buen momento. Es comprensible que solo quiera creerse las encuestas que le sirven para su argumentario diario. Pero el estado de opinión del país coincide en todos los sondeos que vienen haciendo periódicos de signo ideológico bien distinto.
La derecha, o las derechas, están creciendo; el PSOE, en el mejor de los casos, se mantiene, resignado a su condición de segundón en el país en que llegó a disfrutar de amplísimas mayorías absolutas; y en el extremo izquierdo del arco político se está produciendo un hundimiento.
Los ministros inician cada semana preguntándose qué sobresaltos o fontanerías eclipsarán sus anuncios
Los ministros inician cada semana preguntándose qué sobresaltos judiciales o fontanerías diversas eclipsarán esta vez sus anuncios y sus proyectos. Si será esta semana cuando procesen al fiscal general ---por alguna razón, en el entorno del presidente se da por hecho que el procesamiento está al caer---, si será esta semana cuando la UCO entregue al juez Puente el informe que éste encargó sobre las acusaciones de Víctor de Aldama, incluida la que hizo a Santos Cerdán; si será esta semana cuando Leire vuelva a girar por los platós con su mentor Pérez Dolset o cuando Patricia López dé más detalles de las visitas de los fontaneros, o como quiera llamárselos, a Ferraz a enseñarles audios de Villarejo a Cerdán y Ion Antolín que a los pocos días aparecen publicados en la prensa afín.
El viernes, por cierto, difundió El País una grabación que hizo Dolset a Francisco Martínez, número dos ---que fue--- de Jorge Fernández Díaz en Interior. En la que explica Martínez que fue el director adjunto de la policía nacional ---poca broma--- quien le pasó un informe sin comprobar sobre una cuenta de Pablo Iglesias en las Islas Granadinas a un digital.
El País describía a Dolset como una víctima, de Villarejo, cosa que le habrá agradado a él y a Leire, que la palabra que más pronunciaron la semana pasada fue víctimas. Ellos solo hacían de ong para víctimas de la policía patriótica. Martínez se confesó con Dolset, decía la crónica, como una forma de colaborar con la Justicia. Ya podía haber ido a confesarse al fiscal, o al juez directamente. Dolset como investigador al servicio de la Justicia y Leire como militante que ya no milita.
Y el PSOE, como anfitrión de reuniones de las que nunca informó, con el empresario imputado y la ex directora de Filatelia de Correos, y en las que se escucharon audios de Villarejo. Coincidiendo con la pájara fake del presidente Sánchez que él mismo atribuyó a la conjura de que se sentía víctima. Todo en orden.
Ni el PSOE ha explicado el sentido de esta reunión, o reuniones; ni ha explicado si llegó a hacer uso de los audios de Villarejo propiedad, ahora, de Pérez Dolset; ni ha explicado por qué Leire pidió ver personalmente a Santos Cerdán el miércoles pasado y si se pactó el comunicado que ella leyó en su extravagante comparecencia del día siguiente.
Hay que agradecer a los ministros que este fin de semana se hayan abstenido de difundir historias falsas
Si algo está demostrado en la vida pública española es que cuando alguien se encomienda al inframundo para contrarrestar o contraprogramar al adversario político, la cosa nunca termina bien. Cuando recurres el inframundo acabas estando al albur de lo que este quiera hacer contigo, porque también sabe cosas de ti.
Pero bueno, al menos hay que agradecer a los ministros que lideran la oposición en Madrid, Andalucía y Aragón, que este fin de semana se hayan abstenido de difundir historias falsas, a sabiendas de que eran falsas, sobre agentes de la UCO que sueñan con volar por los aires a un presidente. Los hechos interpretables, según la doctrina gubernativa. O sea, la realidad alternativa que toda la vida se llamó burda manipulación de la verdad.
